Álvaro Obregón – José Vasconcelos

Álvaro Obregón se convirtió en presidente constitucional de México el 1 de diciembre de 1920. Durante su mandato intentó concluir el proceso de pacificación nacional que inició Adolfo de la Huerta, y comenzó la repartición de tierras a los campesinos del Estado de México y Morelos, como parte de su proyecto de reforma social.

Surgieron varios personajes: Baranda, Sierra, Vasconcelos, Sáenz, Bassols, Torres Bodet, y demás pedagogos y maestros que concretaron los ideales, como Barrenda y Chavez. Con la revolución y particularmente con la creación en 1921 de la Secretaria de Educacíon Pública, se cristaliza la organización de un sistema nacional que llega hasta nuestros dias.

Para Obregón era necesario centralizar y concentrar el poder para constituir un Estado fuerte, nacionalista, más autoritario que democrático, pero capaz de iniciar la reconstrucción del país. Sin embargo, durante su mandato se respetó la libertad de expresión tanto en la prensa como en las convenciones partidistas y desde luego en el Congreso de la Unión

Paralelamente a los avances de la educación pública, desde 1921, en los inicios del gobierno de Obregón, comenzó la radio en México. Se instaló la Casa del Radio de Raúl Azcárraga Vidaurreta vinculada al diario El Universal, la radiodifusora de Martín Luis Guzmán director del periódico El Mundo y la de la Cigarrera El Buen Tono. Cuando fueron más numerosas las estaciones de radio, todas de carácter privado y dedicadas a fines comerciales, para defenderse de la posible intervención gubernamental fundaron en 1923 la Liga Central Mexicana de Radio, que fue el antecedente de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión.

Nació en la Ciudad de Oaxaca el 27 de febrero de 1882. Inició sus estudios en Eagle Pass, Texas, E.U., y los continuó en Toluca y en Campeche, hasta que ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria y posteriormente a la Escuela Nacional de Jurisprudencia donde culminaron sus estudios de abogado.

José Vasconcelos era un intelectual mexicano que fue Ministro de Instrucción Pública en el gobierno de Roque González Garza, presidente convencionista. Al triunfar Carranza en la guerra civil, se exilió en Idaho, volvió en 1920 para dirigir la Universidad Nacional. Obregón decidió restituir el antiguo Ministerio de Instrucción Pública, que fue suprimido por Carranza en 1918, y esta nueva institución renació con el nombre de Secretaría de Educación Pública, dirigida por Vasconcelos y creada en 1921. Desde esta plaza Vasconcelos efectuó su plan de fundación de escuelas rurales, formación de nuevos maestros y edición de clásicos de la literatura, como la Divina Comedia y otras obras de autores como Platón. Además, Vasconcelos impulsó las escuelas de artes y oficios donde se enseñaban estas disciplinas a los jóvenes y en ocasiones también a los adultos. Promocionó a los artistas plásticos y les otorgó espacios para realizar sus obras, como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.

Al parecer la propuesta de educación estética de Vasconcelos se originaba en alcanzar una teoría del conocimiento mediante una educación que integrara trabajo, técnica y ciencia pero equilibrada con los valores éticos, que al final desembocan en su propuesta de educación estética.

El monismo estético de Vasconcelos se fundamenta en tres principios: la belleza, la emoción estética y el universo. Al parecer este filósofo identifica la realidad con la energía, el monismo estético convierte al mundo entonces en objeto de conocimiento y en objeto de belleza. Dentro de este esquema estético, Vasconcelos ubica a la belleza como la forma más alta de la verdad, la metafísica deberá por lo tanto utilizar el método estético para alcanzar su meta de una visión unitaria del mundo en objeto de conocimiento y belleza.

El significado de los valores en Vasconcelos

Vasconcelos consideró que la acción del sujeto, o su conducta está regida por valores, el prototipo del hombre contemporáneo, no debe ser el audaz, el inteligente, sino el más capaz de servir, el que denota una moral de constante superación. Esta moral retoma la búsqueda de la serenidad propia de las civilizaciones oriental y griegas. La jerarquía de los valores es triple abajo coloca a los objetos materiales, en medio la conducta que persigue propósitos sociales y arriba coloca al espíritu que se recrea en los valores fundamentales y eternos.

Se debe destacar la labor de Vasconcelos en el plano educativo, su más importante contribución fue el establecimiento de la educación rural elemental, tomando el modelo de los misioneros españoles, se puede afirmar que bajo su gestión, México dio un paso sin precedentes en cuanto a historia educativa. La educación rural se vio además favorecida con la creación de las escuelas normales rurales, casas del pueblo, las casas del estudiante indígena etc. También bajo la gestión de Vasconcelos se publicaron libros clásicos en cantidades, se establecieron bibliotecas ambulantes, surgió además el arte muralista, por la obra de Vasconcelos, se puede afirmar que uno de los logros más significativos del gobierno de Obregón, fue en el área educativa, artística y cultural.

Llegada del Cine a México

El cine llegó a México el 6 de agosto de 1896 , casi ocho meses después de su presentación pública en París, Francia.

Gabriel Veyre y Claude F. Von Bernard fueron enviados por los hermanos Lumière para promover el cinematógrafo en México. Porfirio Díaz,su familia y miembros de su gabinete presenciaron las vistas o películas proyectadas en un salón del Castillo de Chapultepec.

Primera proyección  en México

Después de su afortunado debut privado, el cinematógrafo fue presentado al público el 14 de agosto, en el sótano de la droguería «Plateros», en la calle del mismo nombre (hoy Madero) de la ciudad de México. El público abarrotó el sótano del pequeño local.

El precio del boleto de las primeras funciones de cine en México era de 50 centavos. Se crearon funciones de $ 1 peso por aquello que los catrines y damas porfirianas no querían mezclarse con la “gentuza”.

Cartel de la proyección en la calle de Plateros

Durante su estancia en México, los cinematografistas franceses realizaron diversas filmaciones, además de las hechas a Díaz.

Entre las filmaciones estuvieron Grupo de indios al pie del árbol de la noche triste, La traslación de la campana de la Independencia, Desfile de rurales, Alumnas del Colegio de la Paz (Vizcaínas) en traje de gimnastas, las realizadas en Guadalajara, Pelea de gallos, Elección de yuntas, Baño de caballos, y reconstruyeron un enfrentamiento a balazos entre diputados en Duelo a pistola en el bosque de Chapultepec, que es considerada la primera filmación de ficción realizada en México.

México fue el primer país del continente americano que disfrutó del nuevo medio, ya que la entrada del cinematógrafo a los Estados Unidos había sido bloqueada por Thomas Alva Edison, aunque se rumorea que debido a que Don Porfirio, o bien su gobierno tenía una buena amistad con el gobierno de Francia en ese momento y debido a eso, los padres del cine prefirieron a México para que fuera el primer país americano en presenciar este medio. A principios del mismo año, Thomas Armant y Francis Jenkins habían desarrollado en Washington el vitascope, un aparato similar al cinematógrafo. Edison había conseguido comprar los derechos del vitascope y pensaba lanzarlo al mercado bajo el nombre de Biograph. La llegada del invento de los Lumière significaba la entrada de Edison a una competencia que nunca antes había experimentado.

Se puede considerar a Díaz como el primer «actor» del cine mexicano. La primera película filmada en nuestro país.El Presidente de la República paseando a caballo en el Bosque de Chapultepec (1896) resultaba indicativa de otra característica del nuevo invento: mostrar a los personajes famosos en sus actividades cotidianas y oficiales. A esta cinta se úna la de Enrique Rosas, denominada Fiestas presidenciales en Mérida, que “cubría” la visita del presidente a la zona del Mayab.

El cine se convertía también en sede de mítines políticos a favor de Francisco I. Madero.

http://cinemexicano.mty.itesm.mx/intro1.html

http://www.excelsior.com.mx/2011/08/14/comunidad/760820

Vestimenta en el México prerevolucionario

Para hablar de una moda revolucionaria primero tenemos que ubicarnos en el contexto social de la época, a finales del siglo XIX, existían en México un gran auge comercial, donde la opulencia portaba telas de seda, terciopelos, satines y encajes.

Al llegar 1908, el corsé, que distinguió al Porfiriato, desaparece, ya que las mujeres toman un papel más activo dentro de la sociedad involucrándose en los de­portes y cambiando radicalmente su personalidad, lo que da pauta al surgimiento de ideas revolucionarias.

Sin embargo, en el mun­do todavía se nota la in­fluencia francesa y el país no es la excepción, las fiestas del Centenario son un pretexto para que la elite pretenda imitar a la europea portando exuberantes vestidos, joyas y diamante . Las formas de vestir  eran muy variados, dependiendo de la clase social a la cual pertenecían tanto hombres como mujeres.
Los poderosos y la clase media vestían la levita, un saco negro que les llegaba casi hasta las rodillas, realizado en paño y con solapas de seda. Los indios y campesinos portaban camisa y pantalón de manta blanca.

A partir de 1887, las autoridades se fijaron la meta de «pantalonizar» a los indios y mestizos que hasta entonces se habían ataviado con un simple calzón de manta. Se impusieron penas y multas a quienes no se cubrieran con pantalón. – Naturalmente, también podrían llevar sombrero de ala ancha, paliacate y sarape de colores, así como chaquetín o chaparreras de gamuza.

Las mujeres de clase baja deberían vestir con decencia, portar faldas largas blancas o de colores, blusas recatadas y rebozos en tonalidades sobrias.
La indumentaria de los poderosos incluía, además de la levita, frac, smoquin y sacos en tweed para las ocasiones informales, con una paleta que sumaba al negro, el azul, café, gris, verde seco, beige, blanco y marfil. Complemento obligado era el sombrero, que debía ser, según el caso, de copa, bombín o canotier.

La pertenencia a una clase privilegiada se hacía evidente en la opulencia o austeridad de los anillos, relojes, leontinas y fistoles, así como en los puños de los bastones o paraguas; en la calidad de las corbatas y foulards de seda., se suprime el uso del corsé entre las damas de la clase alta y compensador a vestir con moaré y shantung de seda, en colores pastel o tonalidades que iban del beige al marfil.
Las estolas de tul y las capas de abrigos, con telas pesadas adornadas con pieles y plumas, eran el obligado complemento.

Para dar mayor realce a los peinados, era común el uso de extensiones, trenzas y postizos. Sobre ellos se colocaban los inmensos sombreros, en los cuales abundaban, como ornamento, los manojos de rosas, las plumas blancas y los galones de seda rodeando la copa.
Revista proceso. Fascículo coleccionable bicentenario- 2009.

Fotos tomadas en Museo Nacional de Historia

PERIODICO NOROESTE . Armida Reynoso 12-11-2010

Águilar Camin, Héctor, Historia gráfica de México, Ed. Patria INNAH

Revista proceso .bicentenario 2009.

Celebración Centenario de la Independencia

A inicios del siglo XX el general Porfirio Díaz y su gobierno percibieron en los próximos festejos del centenario de la Independencia, la posibilidad de consolidar el sentimiento nacionalista y  la oportunidad de presumir los  avances modernizadores alcanzados. Había que demostrar al mundo civilizado que México ya no respondía al estereotipo de país  con grupos indígenas reacios al trabajo, de costumbres bárbaras y desprovistos de toda cultura.

Con ese fin se repartieron invitaciones hasta en remotos lugares para que las representaciones extranjeras comprobaran in situ las modificaciones que colocaban a México junto a las  naciones civilizadas.

Así fue que, según Ricardo Orozco, representaciones de lugares muy distantes llegaron a la cita.

Diplomáticos de treinta y un naciones se unieron al regocijo de México. Veinte misiones especiales, tres delegaciones y un comisionado especial que, sumados a los diplomáticos acreditados en el país, formaron un contingente numeroso que requirió de un ejército de acompañantes, traductores, servidumbre, guardaespaldas, etc.

Durante todo septiembre de 1910 se realizarían desfiles militares, ceremonias patrióticas y bailes populares acordes con la celebración. Muchas obras de beneficio social estarían a punto de inaugurarse para inicios de septiembre (aquellas que no lo estuvieran igual podrían inaugurarse, ya luego habría tiempo de hacer los ajustes necesarios). El reloj de Pachuca, el mercado Hidalgo de Guanajuato, el Palacio Municipal de Ixmiquilpan, la escuela Miguel Ahumada y la Presa de ese mismo nombre en Guadalajara, el mercado de Cuernavaca, el Palacio municipal de Córdoba, la Columna de la Independencia, el Hospital de la Castañeda, el edificio de la Escuela Normal para Maestros, el Parque Balbuena, El Hemiciclo a Juárez, etc.

Pero otras mejoras fueron alumbrado eléctrico, creación de bibliotecas públicas, kioscos, líneas de tranvías, portales, presas, diques, etc. Según los funcionarios de la Secretaría de Hacienda el costo de las celebraciones ascendió a millón y medio de pesos, que para entonces era una real fortuna.

Una ceremonia solemne atrajo la mirada de todos los intelectuales de México: la inauguración de la Universidad Nacional de México, hoy Universidad Nacional Autónoma de México, el 22 de septiembre de 1910.

Entre tanto ceremonial, protocolo y oropel algunos detalles podrían deslucir el entorno y no era cuestión de que lo más se viera opacado por lo menos; nos referimos a los numerosos  mendigos y desheredados que abundaban en las ciudades. No faltaron las voces que propusieran alternativas para limpiar la casa (cuando menos mientras duraran las celebraciones).

El diario más influyente del país, El Imparcial, propuso que durante las festividades de septiembre se recogiera a todos los mendigos o niños de la calle a efecto de que no dieran “mal aspecto” ante los invitados. En respuesta doña Sofía Osio de Landa, esposa del gobernador del Distrito Federal, formó un comité de damas que presidió doña Carmen Romero de Díaz, para hacer un donativo de 5 mil trajes de color caqui, sombreros, zapatos, dulces, etc., para que los chicos lucieran bien vestidos. Asimismo, organizaron diversiones especialmente para los pequeños menesterosos.

Más allá de sus condiciones de vida, estaba mal vista la vestimenta de los grupos indígenas (salvo a quienes participaron en los desfiles oficiales) en una evidente contradicción entre la recuperación de la herencia indígena y la exaltación de su pasado, con las acciones encaminadas a la “desaparición simbólica del indio”. No era novedosa la confrontación  entre gentes de calzón y de razón (de pantalones). Para mejorar la imagen se impulsó –tal como lo describe Verónica Zárate Toscano– un acelerado proceso de pantalonización.

Estos actos de “beneficencia” se repitieron cuando se formó un comité de damas que reuniría fondos para adquirir vestuario decente para evitar que circularan por las calles “mendigos o niños de la calle, a efecto de que no dieran mal aspecto ante los invitados”. Y por si fuera poco, los responsables de las garitas recibieron la orden de impedir el acceso a Ciudad de México a todo aquel que no vistiera pantalones.

Este choque entre tradición y modernidad también se manifestó en la oposición entre comida mexicana popular y la francesa refinada La época del porfiriato fue también para la comida de México una de sus épocas más oscuras. En la coquinaria reinó un ideal culinario francés al que se llamó civilizado. Para ascender a éste fue preciso que se regularan ciertas costumbres.

La cocina mexicana estuvo siempre a la sombra en fondas  o en la intimidad de la casa pero no se exhibió, de ninguna manera, como una cocina de la cual los privilegiados y el pueblo pudieran estar orgullosos.

No es  difícil adivinar cuál se impondría, en el contexto afrancesado de la administración porfiriana,  a la hora de elegir qué servir en los banquetes del centenario.

Incluso el máximo evento social de las postrimerías del porfiriato, los festejos del Centenario de la Independencia en 1910, y en su interior los llamados Banquetes del Centenario, fueron atendidos por [Sylvain] Dumont. Allí no se sirvió cocina mexicana. Sólo se dieron tamales, barbacoa y atole durante los ágapes dados a la gente del pueblo. Para éstos sí eran apropiados el caldo, el arroz, el mole de guajolote, las enchiladas y los frijoles.

La afrenta, tanto en su dimensión social como nacional, quedó sembrada. La cuenta: 126 mil pesos.

De las fiestas del centenario de la Independencia han pasado otros cien años ,y algo más, y después de los festejos del bicentenario. Muchas son las voces que se alzan preguntando si estamos como para festejar.

 ARQUITECTURA

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La glorieta de la Columna de la Independencia el día de la inauguración. Crónica oficial, 1910.
 

 

 

 

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El Pabellón Morisco colocado en la Alameda de Santa María. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la independencia de México. 

 

bellas artesFachada principal del Teatro Nacional (en construcción). 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 208.

 

CEREMONIAS

 

Los secretariosDiapositiva2 y agregados de las Embajadas Alemana, Italiana y Japonesa salen de Palacio después de la entrega de credenciales de sus jefes. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 57.

 

El Sr. EmbajaDiapositiva3dor de España, acompañado por los señores Subsecretario de Relaciones Exteriores y Jefe del Estado Mayor Presidencial, sale de Palacio después de entregar sus credenciales. 1910.

Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 59.

MONUMENTOS

La mesa Diapositiva4presidencial en la ceremonia relativa al monumento de Isabel la Católica. 1910.Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 99.

 

Diapositiva5El Sr. Presidente de la República coloca la primera piedra del monumento a Pasteur. 1910.Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 84.

 

Diapositiva6Los señores Pimentel, Letayfy y De Anda al pie del reloj público donado por la colonia otomana. 1910. Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México, México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 84.

 

Diapositiva7La mesa presidencial en el acto de la inauguración del Manicomio general. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 110.

 

DESFILE DEL 16 DE SEPTIEMBRE DE 1910

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Desfile histórico. Flecheros mexicanos. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 138.

 

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Desfile histórico. Escopeteros españoles. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 138.

 

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Desfile histórico. El oidor decano, el Virrey y el Alférez real. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 140.

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Desfile histórico. Damas mexicanas. 1910.Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 139.

 

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Desfile Histórico. Los provinciales religiosos y las tropas del Virreinato. 1910.

Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 140.

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Desfile histórico. D. Agustín de Iturbide. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 141.

 

Ceremonias

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El carro conductor de la Fuente Bautismal de Hidalgo al salir de la Estación del F. C. Central, 1910.Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 182.

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El armón conductor de las prendas de Morelos. 1910.

Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 72.

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Aspecto parcial del salón donde se efectuó la apoteosis de los héroes de la Independencia. 1910.Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 180.

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Urna que guarda los restos de los Héroes de la Independencia. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 136.

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La vanguardia del desfile de carros alegóricos del comercio. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 12.

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El carro alegórico de los bancos. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 131.

 

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El carro alegórico de “El Sombrero de Palma”. 1910.  Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 1.32

 

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El carro alegórico de “El Palacio de Hierro”. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 129

 

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Carro alegórico de la Minería. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 131

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Aspecto de la Plaza de la Constitución durante el desfile del Comercio. 1910.
Imagen tomada del libro: Genaro García, Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México,México, Taller del Museo Nacional, 1911, p. 132.

Diapositiva24Porfirio Díaz, su gabinete y su estado mayor. Bajo el árbol de la noche triste. Revista proceso  edición especial No. 31

 

 

 

BIBLIOGRAFIA;

Periodico. La jornada 12 de septiembre de 2012

Revista proceso edición especian no. 31

Fiestas del Centenario. Expedientes digitales del INEHRM

García, Genaro: Crónica oficial de las Fiestas del Primer Centenario de la Independencia de México. México, Talleres del Museo Nacional, 1911

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